Estas dos últimas semanas no han sido unas semanas más, si bien no ha habido viajes o lugares visitados, cada día que pasa agrega un grano de arena al vagaje de conocimientos y experiencia de esta aventura en la que estoy embarcado.
Hace solo 10 días, aunque realmente parezca más, ha comenzado la Copa del Mundo de Sudáfrica, la primera copa del mundo que se realiza en Africa y la primera vez que me toca vivir un mundial lejos de casa, generando esas controversia de sensaciones y sentimientos que me gustaría compartir brevemente con ustedes.
La expectativa no fué poca, la calle poco a poco se fué plagando de banderas, alemanas en su gran mayoría por supuesto, los autos circulan flameando sus banderitas en las puertas, las ventanas de las casas lucen las suyas y otros tantos despliegan grandes telones que caen por los frentes de las casas. Esto es el primer hecho destacable, dado que esta sensación naCionalista resurgió en medio de una gran polémica ante el último mundial que tuvo cita en Alemania, cuando comenzaron a flamear las banderas y la gente sacó a la calle su orgullo nacional, ese sentimiento reprimido durante años y por eso la gran polémica, se abrió el debate si no se estaba dando paso al resurgir de viejos y nefastos pensamientos, y claro está que no, la copa del mundo de Alemania 2006 les permitió volver a expresar su "alemanidad" a través del fútbol, ya que lamentablemente el término con el que se conocía a esa expresión los mantuvo muy cautos y reprimidos al respecto, al punto de sentirse incluso muchas muchas veces "mal" de decir por el mundo "soy aleman", ya que lamentablemente la historia, de la cual quienes hoy habitan esta tierra no son culpables, el un peso enorme en sus espaldas.
Las primeras emociones "extrañas" se dieron cuando me tocó ver en un bar gran parte del partido entre Francia y Uruguay, dado que de repente me di cuenta que estaba en Europa, rodeado de gente, entre ellos muchos franceses, alentando a los europeos, y yo estaba solo ahí parado a su lado, celebrando cada demostración de durezca y garra charrúa. En ese momento me di cuenta que estaba tan lejos de casa...estaba simpatizando por la celeste!!!
El partido de Argentina con Nigeria se dio al día siguiente, para esta ocasión hubo preparativos, organización, y el clima que cagó todo y nos dejó encerrados aunque contentos, compartiendo con la familia de Walter (argentino, con un hijo, casado con una alemana que habla más "argentino" que muchos de nosotros) en su sofá el partido entero, con piza, cerveza, tortas, celebración de cumpleaños incluida (en la semana habían cumplido él y Martín). Primeros festejos, primeras alegrías de la albiceleste! Pero cautela, el resultado no era el esperado pese a haber ganado, aunque me fui con la satisfacción de haber visto un juego ofensivo como pocas veces, con muchas llegadas claras, de ahi que la figura resulte el arquero nigeriano.
Y al día siguiente tocaba a los "dueños de mi casa" por así decirlo, Alemania enfrentó a Australia, y el débil conjunto oceánico demostró lo que es jugar con un eterno candidato, pese a que aquí nadie daba por ganado ese partido por semejante diferencia. Eso hizo estallar la alegría y esperanzas germanas, las calles aún más se plagaron de color, las camisetas se vieron por todos lados.
La frustración llegó con la derrota de España ante Suiza, pese a su gran partido, no puedo negar que me dolió aunque su eterno alarde de candidatos antes de jugar un partido me genera esa doble sensación de decir "bueno, jódanse, no tienen que hablar tanto antes de jugar" aunque por otro lado quisiera que le vaya bien, lo merece por como juega.
Dejándo lo deportivo de lado, se dio el fenómeno de que las calles se fueron plagando de camisetas, banderas y banderines de todos los colores, cada persona hizo alarde de su nacionalidad, muchos demostrando su agradecimiento a Alemania con una bandera alemana en el auto y otra de su país, otros directamente colgando las banderas en sus ventanas, otros andando por la calle y celebrando.
El extremo de esto se vio el último viernes, donde la selección de Serbia ganó por primera vez en su corta historia a la Alemana, y ahogó en cierta forma la emoción y entusiasmo de la goleada, partido que me tocó compartir con la afición alemana de la oficina, ya que lo proyectaron en una de las salas de conferencia en pantalla gigante. Por la tarde, las calles se plagaron de banderas serbias, grupos de gente cantando y celebrando, autos con banderas, autos con gente asomada por las ventanillas sacudiendo las banderas y cantando, de repente parecía que el mayor número de inmigrantes ya no era ni turco ni ruso, sino serbio. Y me imagino el dolor de los alemanes por la derrota, pero, acá se puede ver un partido rodeado de gente y todos mezclados sin que te tiren un piedrazo cuando te identifiquen, porque no hace falta pasar desapercibido. Eso si, hay que medirse, no va uno a gritarle el gol en la cara y cagarsele de risa claro está.
A todo esto, Argentina volvió a jugar y se dio la situación más rara, estabamos en la oficina, pensabamos irnos a verlo a un bar, pero Walter nos llevó a la casa de otros argentinos que viven por ahí, y terminamos colados en medio de una familia viendo la goleada argentina, rodeados de banderas, camisetas y expresiones argentas típicas, fué muy extraño porque no los conocíamos, entramos, vimos el primer tiempo, charlamos un rato en el entretiempo, y luego del partido nos fuimos a la oficina....Eso si, el bullucio se hizo sentir en la celebración con las cornetas, las malditas vuvuzelas versión germana y las bocinas!
El mundial sigue en juego, mañana iremos a ver a la Furia Roja a la peña del Real Madrid en Stuttgart, a ver si le damos un poco de fuerza para que levante cabeza, y luego el martes, terminaremos en algún bar para alentar a la selección ante Grecia.
Y a todo esto, y en otro contexto totalmente diferente, el viernes por la noche me fui a Frankfurt, solo y exclusivamente para ver a Paul Van Dyk en Alemania. Y vaya si lo vi, estuve delante de las bandejas toda la noche bailando, tranquilo, sin empujones, sin ninjas que se adueñen de lo ajeno, y si, fué una odisea regresar, hubo complicaciones y tuve una espera de casi 11hs luego de haber pasado la noche completa bailando. Pero tuve la dicha de que Paul se vieniera delante de la cabina a saludar, se me acerce y me de la mano. Suficiente, muchísimo más de lo que podía esperar para esa noche de completa aventura.