Todo comenzó hace muchos años, cuando en algún momento, en aquellas primeras PCs propias con las que pude interactuar en casa, tuve la suerte de conseguir un juego de simulación en el que yo hiciera las veces del Manager de un equipo de fútbol, una de esas cuestiones que siempre me apasionaron, y que por suerte mi humilde Pentium I de 133Mhz lo soportara.
Allá lejos rondaría yo por mis 13 o 14 años, no podía contar con la posibilidad conducir los destinos de mi querido Deportivo Español ya que las ligas argentinas no existían en estos juegos, por lo que comencé a deambular por las ligas europeas, a las que desconocía en su totalidad, en un juego llamado Championship Manager, el predecesor del actual Football Manager, aunque alternaba con otro llamad Ultimate Soccer Manager, extinto al día de hoy.
En aquel primer intento decidí volcarme por la Liga Inglesa, ya que la empresa fabricante del producto, oriunda de Inglaterra, poseía muchísima más información sobre esta liga que sobre cualquier otra, y al momento de elegir, fiel a mis causas nobles, habiéndolas mamado desde pequeño, no elegí ninguno de los grandes equipos: quería pelearla desde abajo, y comencé a luchar con un humilde equipo de la Second League al cual elegí porque su nombre me pareció familiar, ya que mi vecino, Antonio, el marido de la eterna Elvira, fumaba cigarrillos de ese nombre: Chesterfield FC.
Con todas las dificultades a cuestas, disputaba partidos que me costaba ganar, tanto como al equipo real. Allí tuve jugadores de prestigio que marcaron la historia de la institución, como Paul Holland, Tom Curtis, Andy Morris, Nicky Law, Lee Richardson, Derek Niven, Mark Jules, Jamie Hewitt y Kevin Davis, el último jugador del Chesterfield que ha jugado en la Selección mayor inglesa.
Por aquellos años estudiaba yo también inglés, eran tiempos donde internet no llegaba a las casas de los seres humanos de a pié, y yo quería saber más del equipo del cual me estaba convirtiendo en hincha poco a poco, aunque sin saber lamentablemente qué pasaba en su día a día.
Intenté ponerme en contacto, una carta, otra carta, cuando internet llegó al barrio, o más bien, a mi alcance, me comuniqué via foros, pero nunca algo fué algo fluido.
Por muchos años me alejé pero siempre le guardé cariño, lo seguí de lejos, sin estar al día, perdiéndome sus victorias de los últimos años (campeones de la FA League Trophy en 2012 y Subcampeones de la FA Leaghe Trophy en 2014), y un sube y baja de categorías interminable.
Hoy le toca navegar desde el fondo, en la durísima National League, la última de las ligas de alcance nacional en Inglaterra, después de eso, el abismo, las ligas regionales.
Desde aquellos lejanos años en el escritorio de Lugano pensaba en que algún día podría tal vez llegar a conocer a este pequeño club, en su coqueto estadio. Por aquel entonces todavía existía el viejo Saltergate, también conocido como Recretation Ground, hoy convertido en un estacionamiento.
Cuando Google Maps comenzó a dar la posibilidad a todo el mundo de viajar sin salir de casa, me ubique en la ciudad y una y otra vez imaginé estar en esa entrada, dentro de esas tribunas, tomando una cerveza por los alrededores, charlando con la gente, contando mi historia.
Venía planeando poder hacerlo desde la ya no tan distante Barcelona, mucho más cercana que Buenos Aires, pero finalmente el destino me trajo a Londres, y con ello la oportunidad se volvió mucho más cercana.
Contacté con los responsables del área de prensa, a sabiendas que en los equipos pequeños, la gente es más amena y accesible, dada mi experiencia en el rol en Deportivo Español. Y del otro lado encontré una gran y comprensiva respuesta: me invitaban a visitarlos y a pasar con ellos el día del partido.
Busqué los pasajes, encontré una pequeña habitación donde alojarme en una casa de familia y emprendí mi viaje, tras una jornada de trabajo, descendí a las profundidades de los viajes en Autobús, siempre a la cola de los servicios de transporte en los países desarrollados, algo que en Argentina aún me atrevo a decir es de primera clase, aquí esta lejos de llegar a ser similar.
Y una noche de viernes 15 de Noviembre de 2019 comenzó la aventura: desde Victoria Coach Station arrancaba el viaje en un National Express.
Me habían advertido que esperase demoras, la dueña de la casa donde me alojé a sabiendas, se ofreció de todos modos a esperarme aunque llegase tarde. Y las demoras, vaya el juego de palabras, no demoraron en llegar: en la mismísima salida de la estación el autobús tuvo la desgracia de chocar con un taxi y comenzar su retraso.
Un viaje de casi 3 horas, con una lluvia permanente me depositó en Chesterfield bajo la eterna garúa inglesa que moja poco, pero enfría mucho, alrededor de las 23 horas. La idea era conseguir un taxi pero no había ninguno a la vista, y Uber parecía no existir en estas latitudes. "The Real England" me dijeron cuando se enteraron que iba para estos lados.
Sin perder tiempo, comencé la caminata, no quería hacer esperar a Sarah, una docente madre de familia que me había avisado que me esperaba excepcionalmente porque era viernes, que si fuera otro día no podría hacerlo.
Meta a paso rápido con el GPS en la mano bajo la lluvia, atinando los giros correctos esquivando borrachines que salían de los pubs donde solo expiden cerveza.
Al frente la oscuridad total, pero yo me metí igual, sin saber si lo que pisaba era barro u hojas empapadas. Camine y caminé, el GPS marcaba que era el camino correcto. Me embebí entre los árboles, la oscuridad, los parques y la soledad de la noche. Mucho más allá, la barriada. Media horad de caminata bajo la no molesta lluvia me dejaron en la puerta de una hermosa casa de familia donde me esperaban con un te caliente para matar al menos el frio.
Descansé casi sin creer que finalmente, tras esa locura estaba en esa pequeña y distante ciudad que desde Argentina veía con anhelo de visitar. Algo tan simple, una pequeña en el medio del Derbyshire (la Comarca), me estaba llenando de alegría.
La mañana siguiente, durante el desayuno charlamos con la familia y al respecto del motivo de mi visita, entre incredulidad y comprensión, empatizamos y me desearon lo mejor.
Al rato me propuse salir a recorrer un poco la ciudad, en vísperas de encontrarme con el responsable de Media y Comunicaciones del club, Nick Johnson, que me esperaba a las 13 en el Proact Stadium, el nuevo estadio del club.
La ciudad era mucho más grande de lo que esperaba, cada caminata requería desplazamientos de al menos 30 minutos, y el clima no ayudaba. Mi llegada al estadio no fué la que hubiera imaginado, la lluvia y la niebla quitaban el encanto, pero, después de todo era la imagen de Inglaterra, pura y cruda.
Busqué abrigo en el Shop, de donde quería llevarme todo. Conseguí mi ansiada camiseta, mi bufanda y un pin de recuerdo: quería eso desde hacía tantos años!
Bajaron a mi encuentro, me dieron un pase de prensa, un voucher para comida, y me invitaron a las oficinas. Me explicaron como procedían durante el día de partido, no mucho que envidiar a lo que hacíamos en Español (bastante orgulloso de haber sido parte de eso), pero mucho más profesional: gente de traje, cumpliendo sus roles, algunos filmando, otros sacando fotos, otros encargados de las redes sociales, otros de la actividad del estadio, otros la voz del estadio.
Casi que a cada uno de ellos podía encontrarle un parangón con los personajes del Estadio España.
Casi que a cada uno de ellos podía encontrarle un parangón con los personajes del Estadio España.
Cuando el partido se aproximaba, me invitaron a la zona de prensa, y vi el partido junto a los periodistas que seguían el evento. Me hicieron una nota para el club, desde luego les parecía curioso que alguien desde Argentina viniera a verlos, mi historia generaba cierta empatía.
En el estadio previo a los partidos se lleva a cabo un evento llamado Hospitality, donde los socios pagan para tener una comida especial, un espectáculo al cual cortan para ver el partido y siguen. Todos se visten paquetes para la ocasión, la sección de platea estaba llena, el resto del estadio no tanto. Es un momento difícil del torneo, no levanta cabeza el equipo y se jugaba contra el último de la tabla.
En el partido, el primer tiempo fue muy malo, dos jugadas de gol del rival, una muy buena abrió el marcador y un descuido les permitió ampliar la ventaja.
En el segundo tiempo, un triple cambio, al mejor estilo Championship Manager, hizo cambiar la cara del equipo y comenzó a empujar, un golazo descontó pero otro descuido provocó un penal para la visita que se puso 3 a 1 arriba, para el delirio de sus casi 100 hinchas que vinieron desde Chorley solo para ver a su equipo, el último de la tabla, que estaba consiguiendo su segunda victoria casi en medio torneo.
Chesterfield logró descontar una vez más y con fuerza intentó hasta el final pero no le alcanzó. La gente abucheó al equipo, y los que tenían su evento de Hospitality, se volvieron al salón para seguir ahogando penas bebiendo y comiendo.
Para ellos fue un día triste, en parte para mi también, pero en el fondo me llenó el alma haber viajado hasta esta pequeña ciudad solo para ver este partido, tal vez, no el mejor espectáculo, pero me permitió estar ahi, en las tripas del estadio, viendo cómo se vive, aprendiendo cómo lo llevan desde una Sociedad Anónima Deportiva humilde, cómo la gente de una ciudad respira su equipo y como un campo de 5ta división está en perfecto estado, cómo dos personas pueden mantener una entera estructura de prensa con la ayuda de voluntarios y estudiantes, como se cuenta con equipos profesionales para seguimiento de jugadores, y cómo, por más que se haya perdido y estemos tan bajos en el escalafón de equipos, se hacen ruedas de prensa, siempre.
Mi día terminó agradeciendo a las partes que me permitieron estar allí, brindando en un bar repleto de memorias, y con un check más de un hito personal logrado en la vida, uno de esas cosas pequeñas y sencillas que me llenan de satisfacción poder cumplir.
Tal vez muy pocos lo entenderán, pero para mí, ha sido un sueño hecho realidad, y por suerte las personas del club que me recibieron lo comprendieron y empatizaron con mi causa.
Mientras tanto, de turismo, realmente he hecho poco, el foco de mi visita era completamente otro poco.
Quedará para la próxima recorrer alguna de las bondades de Derbyshire que invita a hacer recorridos de a pié, por lo que hay que definitivamente preparado, el clima en el interior da muchas sorpresas.
Quedará para la próxima recorrer alguna de las bondades de Derbyshire que invita a hacer recorridos de a pié, por lo que hay que definitivamente preparado, el clima en el interior da muchas sorpresas.
Un domingo lluvioso, de esos que el agua definitivamente moja, tras el desayuno, me despedía de la pequeña Chesterfield. Sarah se ofreció llevarme a la estación para evitar que me empape, con su hija de camino a la iglesia me dejaron y me despidieron con los mejores augurios y bendiciones.
Mi recorrido me dejaría en Manchester para dar unas vueltas y trabajar al día siguiente.
Mi recorrido me dejaría en Manchester para dar unas vueltas y trabajar al día siguiente.
Todas las fotos AQUI o sígueme en el feed de @escepticoobservador