En los párrafos que siguen brindo mi visión de la experiencia en este destino, poniendo énfasis en el contexto de la visita, aspectos históricos y vivencias personales a lo largo de los días. Es el estilo del blog y lo que a mi parecer ofrece el contenido más valioso, pero en caso que estés en apuros y no quieras adentrarte en tanto detalles, puedes saltar directo a la bitácora del final donde repaso un listado de cosas útiles para futuras visitas a Sevilla.
Un calor especial
Como reza la canción "...Sevilla tiene un color especial..." y yo le agregaría un "calor". A fines de Mayo, aún un mes por delante para el verano europeo, la temperatura rozaba los 40 grados días antes de llegar, al punto que nuestros muy amables anfitriones hicieron hincapié en la suerte que tuvimos de poder disfrutar de unos días de temperaturas algo más bajas. Pero tampoco se crean que mucho menos, cada día estuvimos por encima de los 33, cuando no de los 35 en algún momento.
Todo este cóctel solar con sobredosis de Vitamina D hace de Sevilla un caldo en el que se mezclan el sofocón producto de la temperatura con la alegría de la gente que siente el revivir del turismo y la vida al aire libre, el ruido y el cante, dando lugar al duende mágico que gira entorno de esta ciudad.
Ni bien llegar las primeras indicaciones fueron, no a donde ir de visitas, qué lugares no perderse a la hora de conocer las maravillas de la ciudad, sino, señores me pongo de pié, las recomendaciones fueron "los bares" y la lamentación de que ahora solo se puede estar de jaleo hasta las 2 a.m. porque si bien no hay tanta restricción, el ocio nocturno sigue acotado. Porque en otros tiempos "arrancábamos con las copas en el centro, volviamos para Triana a cenar algo en casa, nos llamaba algún amigo y salíamos por el barrio, luego ibas a otro bar, y a otro, y así acabábamos a la mañana desayunando churros cuando salía el sol".
Ole, ole y ole a ese espíritu sevillano! Porque si hay que ser justo con la gente de esta maravillosa ciudad, es que el calor también lo irradian ellos con su cante, con su carisma, su particular acento y su siempre buen humor y desparpajo a flor de piel, siempre una coletilla a mano para cerrar la charla y salir con una sonrisa de cualquier situación.
Sevilla tiene un calor especial, y no solo es por el sol, sino por su gente, como también lo reza la canción de Los Del Río
Santos lugares
Ciudad Monumental
Un nuevo mundo asoma
Donde el duende se esconde
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Siempre recomiendo buscar actividades a la gorra o el famoso free tour ya que representan un punto de partida para adentrarse ir más a fondo en los detalles por cuenta propia luego.
En el caso de Sevilla se dividen entre los que recorren la zona monumental y aquellos que desentrañan los secretos de Triana. - Caminar y perderse en las callejuelas de Santa Cruz y San Bartolomé, en Triana y por supuesto el Centro Histórico. Tal vez marcarse algunos hitos en el mapa para ir de un lado a otro, recorrer diferentes pasillos y luego ir a otro. Siempre habrá una excusa para adentrarse aún más y llegar a sorprenderse.
- Subir La Giralda valió realmente la pena, se tiene un panorama único de la ciudad.
- Visitar el Real Alcázar me dejó boquiabierto y no me arrepiento de haber pagado esa entrada y haberme echado a descansar tirado boca arriba en sus parques.
- Pasarse horas contemplando los detalles de la Plaza de España y los Jardines de María Luisa
- Descansar en la Plaza de Doña Elvira
- A tener en cuenta estos muy importantes tips:
- Circular por la sombra
- No dejar de hidratarse
- Tomarse un par de cañitas fresquitas en medio de cada paseo para descansar
- Visitar el Archivo de Indias y la Plaza de Toros
- Subir a la Torre del Oro, tiene un museo un poco flojo dicen, pero la vista desde la altura del río promete algo de encanto.
- Subir al excéntrico Metropol Parasol, mejor conocido como Las Setas de Sevilla, un engendro de madera en pleno centro urbano, por el que se cobra más barato que en La Giralda por tener vistas de la ciudad. El Corte Inglés de la Plaza del Duque tiene una terraza también con buenas vistas, pero desde luego no se asemeja ya que no son 360 grados, pero es un buen lugar para tomar algo.
- Los estadios Sanchez Pijuán y Benito Villamarín, aunque la ciudad como si fuera poco tiene también el Estadio de La Cartuja
- Dar un paseo por la Alameda de Hércules
- Tomar un café en el lujoso hotel Alfonoso XIII
- Y seguramente tantas otras cosas que no tuvimos ni tiempo de considerar...