Todavía quedan viajes en el tintero por sacar a la luz, pero es imposible concentrarse con tanto ruido, pese al confinamiento y al encierro al que me veo obligado. En este contexto me siento con el afán de transmitir el ir y venir de estos agitados días donde la palabra "pandemia" se sumó a nuestro vocabulario como si estuviéramos leyendo un libro de historia medieval, donde autores nos cuentan como la población del mundo conocido se veía diezmada por enfermedades salidas de la nada que afectaban la vida cotidiana.
El estado de pandemia me encontró entre dos aguas, al momento en que decidí interrumpir mi vida en Barcelona tomando decisiones drásticas en lo que lleva a mi futuro personal y profesional. En uno de esos momentos de decisiones cruciales que afectan mi universo personal, se alinearon las invisibles líneas energéticas para hacerme atravesar esta situación adversa en este instante.
Sin pensar demasiado en como podía evolucionar el escenario global, tomé la decisión de volver al origen para estar con los míos. No hacía mucho que había estado en origen, sentía una imperiosa necesidad de volver, una energía que me impulsaba a estar de ese lado, recargar energías con abrazos, caricias, momentos y regresar a emprender.
Vine sin que se sepa. Solo dos personas estaban al tanto que llegaba un sábado, y no eran mis padres. Nadie tenía ni idea de que vendría, ni la más mínima reseña, fue impronta bastante repentina en la que decidí la jugada en medio de mucho alboroto en el plano personal.
Llegué sábado, recuperé energías y el domingo me asomé a la casa de mis padres como si nada ante su atónita mirada de no tener ni idea de por qué venía y como siempre le ocurre a los padres, lo inmediato fue pensar en "que te pasó? porqué viniste?" y siempre les cuesta entender que la respuesta muchas veces es tan simple como "no pasó nada, solo quise venir". Parte verdad, no pasó nada, nada de gravedad, pero a la vez pasó de todo, o pasaría.
Casi a la par de mi llegada comenzaron los rumores de que en Barcelona, donde hacia ya más de diez días se había detectado el primer caso aislado del infame Coronavirus en el cuerpo de una ciudadana italiana de visitas, se comenzaban a destapaban otros casos en la península y hasta en las islas españolas, mientras las noticias de la expansion del virus en Italia era escalofriante, los vecinos estaban también sumando muchos casos mientras los números en Madrid asustaban a cualquiera.
En Argentina, apenas un caso aislado de alguien que estuvo en Italia pero se despertó la sospecha que todo llegaría antes de lo previsto. La gente lo tomó a la ligera aún, lo veían como algo lejano.
Esos primeros días, confieso, fui inconsciente y arriesgue a personas que me aprecian. Fui y vine, hice cosas, hasta que en apenas pocos días, un jueves después de una reunión de amigos se dispararon las alarmas a nivel nacional: los números de casos registrados se habían ido acumulando y comenzaban a acumularse. El gobierno decidió actuar con medidas duras.
Toda medida previa a una pandemia podrá parecer exagerada pero luego serán las que agradecerás, llegué a leer por ahí. Viendo la película de lo que se estaba desarrollando en Europa por tomarlo a la ligera, no querría que eso suceda en Argentina, allí donde están seres queridos y amigos.
Se estableció entre otras cosas, la suspensión de vuelos desde Europa y la obligación de los que vinieron del extranjero de mantener una estricta cuarentena de 14 días en casa. Esto implicó directamente dos cosas para mi, por un lado, la incertidumbre de cuando regresaría a casa, y el inmediato confinamiento para evitar cualquier riesgo de incumplir una ley.
Todos los planes se fueron a la basura, las sorpresas que tenia planeadas para se esfumaron y fui obligado a blanquear poco a poco a quienes no sabían que aquí me encontraba y había venido sin planes, que estaba en casa pero que no sería posible vernos del modo que me gustaría. Mi discurso se mantuvo firme: no alcanza con que yo me guarde y todos ustedes sigan yendo a trabajar como si nada, esta medida tiene que ser para todos y a nivel nacional y coordinado.
La cuarentena personal comenzó a acumular días, y poco a poco más medidas restrictivas se fueron acumulando. Duras, como un puño golpearon mi cara de lado a lado una y otra vez: fronteras cerradas, vuelos cancelados, vuelos de repatriación a precios exorbitantes, clases canceladas, decisiones ridículas y como que el fútbol debía seguir sin público pronto fueron suprimidas y primó la cordura de suspender toda actividad pública masiva.
Viendo la reacción de la gente que ante estas medidas y pedido de aislamiento a grupos de riesgo daba un poco la sensación de que nada cambiaría, el confinamiento obligatorio no tardó en llegar ante la irresponsabilidad de muchos actos de personas que aprovechaban la situación para "irse de cuarentena".
Mi cuarentena personal siguió adelante sin síntomas, para tranquilidad de los que tuvieron contacto directo o indirecto conmigo. Mientras que ahora estoy tranquilo de mi estado de salud pese a la psicosis que a lo largo de tantos días te pasa por la cabeza, donde crees que algo tienes, donde te mides la fiebre una vez y otra por las dudas, donde evalúas como te duele el cuerpo y si es por algo que has hecho o porque realmente te pasa algo, 14 días después de mi arribo la cuarentena, razonablemente se hizo extensiva para todo el país.
Repleto de interrogantes sobre el futuro, sobre como regresaré a mi rutina habitual que tan pronto cambiaría, es que me pregunto cómo haré para salir de este embrollo. Lejos de casa, pero en casa a la vez. Lejos de todo, pero con todo a mi alcance sin poder tocarlo.
Agradezco que haya sido un viaje improvisado! Un viaje relámpago que decidí diez días antes! Sin planes! Pero siempre que uno viaje a la patria, a la casa, al origen, allí de donde uno salió, es impensado venir y no poder ver a nadie!
Visitar Argentina para mi representa una recarga emocional, energética, es estresante muchas veces querer ver a tantos pero esta vez era la excepción, ya que nadie sabía que venía. Tenía una lista muy a mano alzada y había visualizado cómo materializaría esos encuentros.
- Esperaba que mi grupo de amigos de toda la vida se junte a comer un asado y caer de sorpresa con un Rioja español que traje para la ocasión junto con el poco jamón que pude entrar de contrabando.
- Darle una sorpresa a alguno de los amigos con los que sufrimos juntos por el club de nuestros amores (o pesadillas).
- Subirme con mi madre en un colectivo hasta Caseros y visitar a mi prima para conocer a su beba hermosa que no tengo el gusto de haberla visto en persona.
- Tener algún cómplice para organizar una juntada en una cervecería con caer como si nada entre mi grupo de ex compañeros de trabajo en Argentina.
- Juntarme a solas para ponerme al día y no dejar de hablar hasta que salga el sol, o me venza el sueño.
- Ir a comer con mi padrino, un clásico de cada viaje, reunirnos y charlar con él sobre mis planes, mi vida en España y mis ideas alocadas de no detenerme nunca.
Planes y expectativas fueron directo al baúl de "algún día". Y no me siento cómodo porque detesto dejar las cosas para después, especialmente estando a tanta distancia. Cada vez que vengo me la propongo disfrutar como la última porque no se cuando será la siguiente.
Pero si hay algo que me ha dado esta cuarentena, este encierro, es tiempo con mis padres, mi núcleo duro familiar. Somos 3, no es mucho, no es poco, y no me puedo quejar porque por suerte llevamos semanas y llevaremos otras semanas más juntos, como nunca en los últimos viajes donde siempre reclamaban que me pasaba demasiado tiempo fuera yendo y viniendo.
Tras dos semanas de mantenerme en alerta sobre mi estado de salud reservándome de ver a muchos por su seguridad, todo ha cambiado tan drásticamente que a tantos los ha tomado por sorpresa, yo lamentablemente lo veía venir con resignación.
Solo me queda por decir que el tiempo es hoy. La enseñanza es aprovechar hoy al máximo porque mañana, mañana ya no sabes que va a pasar.
Diario de Cuarentena
Aquí debajo sigue algo bastante personal, es un diario de viaje pero a su vez un diario de encierro, una transformación, bastante íntima por momentos, estados de ánimo diversos. Me expongo. Me evado. Me transformo.
Así relato mi segunda cuarentena, la continuidad de un encierro que transformó el viaje sorpresa en una transmutación.
Viernes 20/03/2020 (día 13)
Hoy comenzó la cuarentena nacional. Para mi es un día más, con la salvedad que muchos están también en casa. Me he limitado a salir de mis padres a comer, y dado que anoche no pude dormir un poco invadido por el miedo que a veces me invade, se me hicieron las 4 am cuando recién logré vencer al insomnio de la mano de la lectura.
La mañana pasó peleando con una kata de programación, hasta que el ruido se adueñó de todo: grupos de whats app de españoles atrapados, mensajes de aquí, mensajes de allá.
A media tarde hicimos el vivo con La Maga, un poco improvisado y con problemas de audio, hasta cuesta ya concentrarse en esto. Me duele el cuerpo de estar sin actividad, me duele mucho la cabeza al finalizar el día.
Traté de relajarme con una ducha fría, nada despreciable tras un día de mucho calor y pesadez, los coletazos del verano, y me relajé con una película (El Pájaro Carpintero Ruso, una especie de documental ucraniano sobre la misteriosa antena y su relación con la catástrofe de Chernovyl) y comimos una pizza.
Cuando logré calmarme y estaba relajado en casa, a las 19:45 recibí el anuncio que me alteró todos los planes y hormonas, salté del sillón, tuve que releerlo varias veces para comprender las instrucciones, pensarlo, estudiarlo, analizarlo. De repente mi cuerpo no quería, tenía la posibilidad pero, sentí temor, pánico de irme.
Pero aquí estoy, encarando una nueva etapa, en el limbo.
Sábado 21/03/2020 (día 14)
En este segundo día intenté compartir con amigos y quienes fueran a sumarse una visión comparativa de cómo se vive esta situación a estas alturas en Alemania de la mano de Cici y Demian en Heilbronn, pero la tecnología me falló, tras tres intentos fallidos desistí con el compromiso de volver a intentarlo más tarde.
Comencé a reflexionar del lado positivo de la cuarentena, que es unir familias y de la obligación al recogimiento y la reflexión. Tenemos tiempo para nosotros, para estar solos con nuestra mente, siempre y cuando logremos aislarnos de todo lo que ocurre alrededor.
Por el lado negativo, la inconsciencia de la gente que parece que es común a lo largo y ancho del mundo, que sigue no respetando el aislamiento y se cree más inteligente, poniendo en riesgo la salud de todos sus seres queridos.
Fue formalmente el fin de mi cuarentena post europea, y apenas pude salir a la calle, a eso de las 21 cuando en vano salí a la calle en busca de un helado que jamás encontré, y me crucé con mis propios fantasmas.
Como corolario, ha sido un día positivo, tuve la grata alegría de intercambiar palabras con Cici y Demian en una charla privada (ahí no me falló internet por suerte), volver a hablar con Alfo que una vez más el destino me llevará a no poder ver físicamente pero que alegría volver a interactuar con él y cuánta falta hace su visión del mundo y su tranquilidad, y poner al dia a Juan que dejó finalmente de hablarme por Instagram para dedicarme un buen rato y escuchar todas mis desventuras telefónicamente mientras preparaba su cena a las brasas en la soledad de un sábado caluroso de cuarentena.
Domingo 22/03/2020 (día 15)
Fue un día duro, difícil. A la dificultad para dormir, se suma la dificultad para concentrarse. Intenté cocinar algo para mis padres, algo que aprendí en mi viaje a Sicilia, pero se hace difícil coordinar la acción con el pensamiento.
Quise ayudarlos a salir a comprar, minimizando su trabajo, pero me di cuenta que me he convertido en un inútil al no saber qué necesidades tienen ellos puesto que no estoy con ellos hace mucho, no se dimensionar lo que necesitan comprar, yo se con lo que me arreglo yo pero no lo que necesitan ellos.
El día fue soleado intenso y el aroma a asado invade el ambiente, la gente permanece en sus casas, pareciera que va tomando consciencia de la gravedad de la situación, me está hasta resultando raro recorrer 100 metros entre las csas y no ver un alma, ni un perro.
Al mediodía y media tarde llovieron mensajes confusos, un potencial caso cercano, una alarma, un susto, me sumé a un grupo de españoles varados en Argentina en contacto con el Consulado, algunos de ellos, afortunados, estaban regresando a su patria en un vuelo que Iberia puso a la venta dos dias antes y tuvieron la suerte de enterarse. Hay miedo, nervios y desconcertados que pareciera que llegan hoy a la Argentina.
Se habla de cierre de aeropuertos y fronteras, lo cual endurecería aún más la posibilidad de moverse, pero me pregunto qué podría ser más estricto de lo que ya es?
Lunes 23/03/2020 (día 16)
Otra noche difícil para conciliar el sueño. Otro día en los que costó concentrarse. Apenas logré un poco de concentración suficiente para culminar parte de mi post sobre los Cotsowlds, y luego mi cabeza se disparó para cualquier lado.
Intenté obtener información precisa de parte del Consulado de España en Buenos Aires para intentar tener alguna precisión sobre alternativas de regreso y no solo no me las dio sino que me garantizó más dudas que me aquejaron durante todo el día.
Pasado el mediodía me instalé de mis padres a disfrutar de un asado, con sobre mesa, siesta, mates y charlas hasta caída la noche que se extendieron hasta la cena como hacía años no me ocurría. Un día perdido dice mi yo preocupado por "agregar valor", un día muy bien aprovechado, dice mi yo que trata de disfrutar las pequeñas cosas de la vida.
Martes 24/03/2020 (día 17)
Día de la Memoria especial. Todos privados de nuestra libertad por el enemigo invisible.
Trato de estudiar desde temprano, y he llegado a la conclusión de que lo peor que puede pasar en este momento en mis mañanas es conectarme al mundo. Es un excelente momento para estar desconectado de todo. Tomé la decisión de mañana mantenerme ausente hasta la hora del mate.
La mañana pasó peleando con una kata de programación, hasta que el ruido se adueñó de todo: grupos de whats app de españoles atrapados, mensajes de aquí, mensajes de allá.
A media tarde hicimos el vivo con La Maga, un poco improvisado y con problemas de audio, hasta cuesta ya concentrarse en esto. Me duele el cuerpo de estar sin actividad, me duele mucho la cabeza al finalizar el día.
Traté de relajarme con una ducha fría, nada despreciable tras un día de mucho calor y pesadez, los coletazos del verano, y me relajé con una película (El Pájaro Carpintero Ruso, una especie de documental ucraniano sobre la misteriosa antena y su relación con la catástrofe de Chernovyl) y comimos una pizza.
Miércoles 25/03/2020 (día 18)
Hoy decidí tomarlo con algo más de calma, anoche costó horrores dormir, y pese a insistir con técnicas musicales que me ayudaron a dormitar, al momento de quitar los auriculares de mis oídos, todo fue volver a empezar, por lo que omití poner despertador alguno y me dejé descansar, o seguir en la cama sin presiones lo más que pude. No creo haber descansado lo suficiente, pero desde luego me levanté bastante tarde.
Mantuve mi interacción con el teléfono lo más acotada posible, es la fuente de todos los ruidos. Leí, programé, imaginé respuestas a preguntas que yo solo me hice e incluso redacté imaginarias cartas que tal vez nadie reciba.
Las noticias llegaron desde el otro lado del Atlántico, algún político se acordó de mencionar que somos unos cuantos los que quedamos aquí varados y que habilitarán algún medio para que podamos volver. De repente siento temor, temor de partir sin haber disfrutado, temor de ir al foco del problema, al campo de batalla, temor de dejar a mis seres queridos a la merced de las decisiones y a la puerta de una desgracia.
Temo irme sin haber hecho prácticamente nada de lo que vengo a hacer: ser humano junto a los míos.
Jueves 26/03/2020 (día 19)
Otro día quemado. A una noche donde la musa del insomnio me acompañó durante horas e hizo que priorizara levantarme algo más tarde de lo esperado, se sumó un llamado por triplicado para charlar con amigos a distancia que al menos me distrajo un buen rato y fue la parte alegre de la mañana.
La parte agobiante fue seguir las noticias, sin novedades pero con mucho ruido, del grupo de españoles varados en el país. De allí vino una entrevista con un periodista de Tiempo Argentino que me llamó al mediodía y el abrume mental de un vuelo que va a salir, pero que se cancela, y luego no sale, pero puede que salga, porque salen otros, y otros paises repatrían a sus ciudadanos, pero España e Iberia no.
Vueltas sobre un rueda en la cual nadie tiene control. Desisto.
Por la tarde, video por cuadruplicado con los amigos, rotando participantes, todos aburridos, al menos les vi las caras, vi a los niños, es una manera de decir, soy un holograma entre los míos, es casi igual que esté o no esté porque estando es como si estuviera lejos, en Europa. Que pandemia tan cruel.
Desisto. Apago. Me desconecto, me entrego al placer de una película en soledad, abro una cerveza, la primera en dos semanas, me rindo a la tentación de una picada y perderme en el laberinto de un relato bélico de principios de siglo, todo suena tan parecido.
La parte agobiante fue seguir las noticias, sin novedades pero con mucho ruido, del grupo de españoles varados en el país. De allí vino una entrevista con un periodista de Tiempo Argentino que me llamó al mediodía y el abrume mental de un vuelo que va a salir, pero que se cancela, y luego no sale, pero puede que salga, porque salen otros, y otros paises repatrían a sus ciudadanos, pero España e Iberia no.
Vueltas sobre un rueda en la cual nadie tiene control. Desisto.
Por la tarde, video por cuadruplicado con los amigos, rotando participantes, todos aburridos, al menos les vi las caras, vi a los niños, es una manera de decir, soy un holograma entre los míos, es casi igual que esté o no esté porque estando es como si estuviera lejos, en Europa. Que pandemia tan cruel.
Desisto. Apago. Me desconecto, me entrego al placer de una película en soledad, abro una cerveza, la primera en dos semanas, me rindo a la tentación de una picada y perderme en el laberinto de un relato bélico de principios de siglo, todo suena tan parecido.
Viernes 27/03/2020 (día 20)
Hoy tomé el día por las astas. Madrugué pese haber dormido poco, me levanté igual, decidido, dejando el teléfono a un lado, cumplí con asegurarme estar en la invisible e improvisada lista del Consulado de España en Buenos Aires por si acaso llegas a haber algún vuelo disponible, y ya.
Leí, escribí, y me redimí con las plantas, ya casi una actividad de encuentro con uno mismo, de agradecimiento y meditación en esta casa, en cada visita.
Satisfecho con una mañana que consideré plena, la hora del almuerzo me pilló desprevenido pero lleno de energía, asumí "tirar la tarde" entre lectura, ocio y algunos llamados protocolares para intentar buscar un salvoconducto esta vez a través de mi propia aerolínea que decidió postergar aún más mi regreso, y la embajada de Alemania que casualmente me brindó más seguridad y más sinceridad que la propia embajada del país que "soy ciudadano".
A esta altura, lo que me tortura de la estadía no es el encierro sino la incertidumbre.
Sábado 28/03/2020 (día 21)
Esto se está haciendo eterno. Hoy el día fluctuó entre charlas con amigos desde temprano y la vorágine de unos hipotéticos vuelos que nunca se confirman por parte de la Embajada para regresar a casa.
Estoy algo cansado del manoseo, detrás de toda esta desgracia, todos lucran, autoridades incluidas, con la necesidad de retornar. El desmanejo es evidente y quita las ganas, agota, drena la energía.
Sumado a esto la frustrada ilusión de interacción humana que nunca llegará a darse, y el poco entusiasmo por intentar mejorarla hacen que vea mis expectativas contrastadas con una realidad desfavorable, inesperada, negando mi holográfica presencia, reduciéndola incluso aún más a un mero texto detrás de un lejano, triste y frío teléfono.
Un día agotador, dolor de cabeza, triste.
Domingo 29/03/2020 (día 22)
Hoy, como gran osadía, fui a la panadería.
Esto va a seguir, otra quincena como mínimo. Muchos ya me plantean si realmente necesito volver en este momento tan crudo de Europa, y yo comienzo a replanteármelo, me comienzo a orientar a seguir esperando de este lado.
Por otro lado, para qué insistir, si solo choco contra una pared que no conoce de sentimientos y empatías.
Lunes 30/03/2020 (día 23)
Se confirmó la continuidad en Argentina por quince días más del recluimiento. La situación parece controlada pero todos sabemos que es por falta de recursos. Del otro lado, en casa, los indicadores siguen siendo aberrantes pero parecen comenzando a ser estables.
Día fructífero. Estudio. Lectura y sobre todo, música: desenfundé uno de mis equipos de DJ, aquel sueño truncado por la lejanía, y encontré un grato mensaje de mi mismo, de mi yo del pasado, hacia mi yo del futuro: no pude hacer que no lo vi y ya lo tengo preparado.
Los vuelos que la Embajada Española no termina de conseguir, ahora están re programados o cancelados. No solo eso, se empeñan en decir que son vuelos comerciales y que solo tienen prioridad quienes hayan comprado pasajes con la aerolínea. Ya no lo espero nada de ellos.
Martes 31/03/2020 (día 24)
Ha llovido por la noche y parte de la mañana. El ruido de un toldo inexistente en mi anterior viaje en casa de un vecino, cruzando la calle, ha alterado mi sueño desde temprano. Sumado a que anoche costó conciliar el sueño, la mañana se esfumó casi sin darme cuenta.
Estudio y escritura, con todo el mamarracho de fondo en la gestión de vuelos por parte del Consulado o Embajada españoles en Argentina salpicando cada tanto mi tranquilidad.
Estudio y escritura, con todo el mamarracho de fondo en la gestión de vuelos por parte del Consulado o Embajada españoles en Argentina salpicando cada tanto mi tranquilidad.
Miércoles 01/04/2020 (día 25)
Duro, día de los más duros. Casi sin darme cuenta las 3am me encontraron mirando el teléfono, como buscando el rescate de una musa del insomnio que nunca llegó.
Mi plan era madrugar, escribir y programar. Me forcé a pesar de todo a levantarme temprano, disfruté de mi meditación matinal con un rayo de sol iluminador, el único previo a la tempestad: al fin la lluvia anunciada llegó, y con ganas.
Pese a todo la mañana se esfumó, cometí el error, una vez más, no aprendo, no lo logro controlar, de recurrir al teléfono como buscando un rescate en medio de una crisis de inspiración. Para qué lo hago? Qué espero más que ruido? Si ya se que no aparecerá ese mensaje salvador que me rescate de este letargo.
Ya no es momento de milagros, pero mi mente empieza a flaquear, al punto que se esfumó la mañana, el día entero divagando, tratando de encontrarme pero solo me persigo.
Me piden que me resigne a esperar, lo acepto, no queda otra, pero si hay algo a lo que nunca aprendí es a resignarme. Suelo ir a todo o nada. Qué es la nada en todo esto?
Jueves 02/04/2020 (día 26)
El descanso de anoche hizo mella, se notó en la mente y en el organismo caló hondo. Me levanté como nuevo, habiendo casi olvidado la situación extraña en la que me encuentro. Logré retomar la escritura con ánimos, no solo con inspiración y tener el suficiente ímpetu para encarar la mañana de modo diferente.
Tenía decidido ir a comprar, me fuí al supermercado por primera vez, debí hacer cola en la parte exterior, e ingresar a reducidos grupos. A diferencia de la vez anterior creo que supe manejarme mejor, pero tuve un percance: a la hora de pagar me pidieron el documento, ya no estoy acostumbrado a esto, tuve que volver a casa a buscarlo, y volver a recuperar mi compra.
Cuando el día brillaba en esplendor, hice mi rutinaria visita a la página de Lufthansa para chequear el estado de mi vuelo, cosa que hago diariamente y encontrarme con que fue una vez más cancelado, la tercera vez, esta vez con más de 20 días de antelación y sin notificación de la compañía. Me pregunto qué justificación pondrán esta vez? Las medidas del gobierno nacional no han cambiado aún, los vuelos a priori están suspendidos hasta el 16 de Abril pero ya estamos hablando de Mayo.
Decidí esperar antes de llamar a reclamar una explicación y un cambio. Sigo pendiente de novedades de parte del Consulado español y su misteriosa y patética gestión de los vuelos por Iberia, y atento a cualquier novedad de parte de la embajada alemana.
Por demás, sin novedad. Ya me abastecí para hacer algo a las brasas en la parrilla de la terraza, cosa que pienso hacer si o si antes de irme.
Tenía decidido ir a comprar, me fuí al supermercado por primera vez, debí hacer cola en la parte exterior, e ingresar a reducidos grupos. A diferencia de la vez anterior creo que supe manejarme mejor, pero tuve un percance: a la hora de pagar me pidieron el documento, ya no estoy acostumbrado a esto, tuve que volver a casa a buscarlo, y volver a recuperar mi compra.
Cuando el día brillaba en esplendor, hice mi rutinaria visita a la página de Lufthansa para chequear el estado de mi vuelo, cosa que hago diariamente y encontrarme con que fue una vez más cancelado, la tercera vez, esta vez con más de 20 días de antelación y sin notificación de la compañía. Me pregunto qué justificación pondrán esta vez? Las medidas del gobierno nacional no han cambiado aún, los vuelos a priori están suspendidos hasta el 16 de Abril pero ya estamos hablando de Mayo.
Decidí esperar antes de llamar a reclamar una explicación y un cambio. Sigo pendiente de novedades de parte del Consulado español y su misteriosa y patética gestión de los vuelos por Iberia, y atento a cualquier novedad de parte de la embajada alemana.
Por demás, sin novedad. Ya me abastecí para hacer algo a las brasas en la parrilla de la terraza, cosa que pienso hacer si o si antes de irme.
Viernes 03/04/2020 (día 26)
Otro bajón. Es increíble, si analizo la seguidilla de comentarios día a día haría un serrucho: un día bien, un día mal. Traté de arrancar con mis cosas, pero algo ajeno me sacó de contexto y ya me disparé para cualquier lado.
Eso, el ruido, la incertidumbre y la inseguridad. Más allá de eso, aprendo que hay quienes se ponen en mi piel, y a pesar de que están sufriendo tanto o más que yo, se acercan a escuchar, otros que lamentablemente no escucharé ni veré por años.
He decidido guardarme, aún más. El problema está en mi.
Eso, el ruido, la incertidumbre y la inseguridad. Más allá de eso, aprendo que hay quienes se ponen en mi piel, y a pesar de que están sufriendo tanto o más que yo, se acercan a escuchar, otros que lamentablemente no escucharé ni veré por años.
He decidido guardarme, aún más. El problema está en mi.
Sábado 04/04/2020 (día 27)
Decisiones: tengo que tomar los días por lo que son, días, y aprovecharlos! Hoy cambia todo.
Domingo 05/04/2020 (día 28)
La intención fue buena, pero dormirme a las 3am no ayuda, levantarme de mala gana, aunque lograr meditar, y que se malinterprete una frase que desate un vendaval a dos aguas que mine todo el resto del día, increíble.Cuando logré calmarme y estaba relajado en casa, a las 19:45 recibí el anuncio que me alteró todos los planes y hormonas, salté del sillón, tuve que releerlo varias veces para comprender las instrucciones, pensarlo, estudiarlo, analizarlo. De repente mi cuerpo no quería, tenía la posibilidad pero, sentí temor, pánico de irme.
Lunes 06/04/2020 (día 29)
Hoy tendría que haber estado ya en Barcelona, con mis abrazos a cuestas, mis deudas en Buenos Aires saldadas, y todas las palabras ya dichas, encarando una nueva etapa, una nueva vida.Pero aquí estoy, encarando una nueva etapa, en el limbo.
Martes 07/04/2020 (día 30)
Feliz Aniversario! Un mes en Argentina! Un mes de Cuarentena!
Miércoles 08/04/2020 (día 31)
Logré ser metódico esta semana. Hoy descansé y me desperté solo temprano, mi cuerpo pedía salir de la cama y arrancar el día.
Mantengo la rutina: idioma, técnica y lectura.
En lo social, sigo con los altibajos. Es frustrante no poder salir a verlos, pero me permití disfrutar de unas brasas, un vino y comer en el patio, como tanto hecho de menos en España.
Jueves 09/04/2020 (día 32)
Metódico. Mi rutina matinal se vio interrumpida por una llamada positiva de mi futuro empleador, quién transmitió tranquilidad respecto a la posibilidad de incorporarme remotamente.
Me da margen para regresar, pero al minuto se anunció un nuevo vuelo para el Domingo y me llené de nervios.
Debido a que mi vuelo original se viene postergando de manera indefinida, tomé la determinación que volveré en la próxima tanda que tenga ocasión.
Pintaba el bajón, pero aflojé a ciclos de CPU mental y me puse a mezclar, dios que hermoso jugar con la música!
Viernes 10/04/2020 (día 33)
Viernes Santo. No tengo idea por momentos en qué día vivo.
Ya ni el hábito de mantener la crónica puedo. Esta semana ha sido catastrófica para mis hábitos. Por suerte mantengo el ritmo de ejercicio, y la meditación.
Hoy no pude dormir, para nada, me acosté pasadas las dos de la madrugada, luego de unas páginas de lectura ligera, y me desperté una hora ante que suene mi alarma, a las 7:30 la máquina y estaba encendida, pensando.
Decidí intentar comprar pasajes para retornar en el vuelo especial del jueves, pero la mala fortuna y los sistemas imprecisos me dejaron colgado a mitad de camino, apoderándose de mi los nervios: existe la posibilidad que no pueda regresar a mi hogar por tiempo indeterminado, las autoridades dan por saldada su labor "meramente informativa" y dicen que "no informarán de más vuelos".
Miércoles 15/04/2020 (día 38)
Aunque lo intenté, volver a la rutina es impensado. Hoy ya peleo nuevamente conmigo mismo, al menos el enemigo lo conozco a la perfección.
Pero se me suma el enemigo tecnológico, ya que permanecer en exilio y encerrado requiere al menos acceso a conectividad, la cual por momentos es tontamente degradada. Dicho con menos poesía: el servicio de internet se cae a pedazos, y sin internet no tengo chances de permanecer cuerdo en este contexto.
Miércoles 22/04/2020 (día 45)
Ayer ante la confirmación de nuevo vuelo, intenté irme. Compré pasajes, yo se que los compré, pero hoy me informaron que no los tenía, que no conté con la dicha de haber entrado antes al sistema de cobros de la operadora, que me condena a quedarme en Buenos Aires por tiempo indeterminado.
Cómo es posible que autoridades dejen en manos de una empresa privada la gestión del rescate de sus ciudadanos, y cómo puede ser que esta empresa que se dedica a vender pasajes de avión para sobrevivir emita reservas sin saber si tiene lugar o no, jugando con la ilusión de la gente?
Estoy cada día más convencido de que esta crisis humanitaria la están no solo gestionando mal, sino que sigue mostrando las miserias humanas de quienes intentan lucrar en el caos.
En lo personal, en lo íntimo, significa un palazo más a la ilusión. Esto es un sube y baja de sensaciones, aceptar que uno parte para no saber cuando regresa es tan cruel como que te digan que no podrás viajar y has de aceptar que te quedas hasta no sabes cuando en el limbo.
No es grato. Es inhumano.
Cómo es posible que autoridades dejen en manos de una empresa privada la gestión del rescate de sus ciudadanos, y cómo puede ser que esta empresa que se dedica a vender pasajes de avión para sobrevivir emita reservas sin saber si tiene lugar o no, jugando con la ilusión de la gente?
Estoy cada día más convencido de que esta crisis humanitaria la están no solo gestionando mal, sino que sigue mostrando las miserias humanas de quienes intentan lucrar en el caos.
En lo personal, en lo íntimo, significa un palazo más a la ilusión. Esto es un sube y baja de sensaciones, aceptar que uno parte para no saber cuando regresa es tan cruel como que te digan que no podrás viajar y has de aceptar que te quedas hasta no sabes cuando en el limbo.
No es grato. Es inhumano.
Lunes 27/04/2020 (día 50)
Me ha costado horrores hacer la cuenta de los días, parece mentira que se hayan pasado ya tantos días sin ningún cambio.
Sigo atrapado en casa, la mejor cárcel del mundo, con la posibilidad de ver a las personas que más amo y a las que le debo la vida, pero a su vez es increíble como la incertidumbre que corre por detrás nos plaga de preocupaciones y no me permite disfrutar del momento.
Cómo podría alguien disfrutar de un momento así? Creo que lo se, dejando ir, dejando ir todo, y estoy a punto de hacerlo, forzosamente, pero a su vez en mi interior voy sintiendo como ya nada de lo que me importaba, importa, ya nada tiene sentido.
Hoy quisiera estar acá, plenamente, pero estoy a medias.
Hoy quisiera estar allá, plenamente, pero estoy tan lejos.
No se cómo pasó pero de repente me vi con la necesidad de salir adelante, de llevarme puesta esta situación, sentí que había que tomar el toro por las astas y tomé acción, activamente, ante el desesperado llamado de los españoles atrapados en argentina.
Ese grupo de tantas centenas de personas que quedábamos a librados a nuestra suerte tras ver partir el anunciado último vuelo y nuestros sueños irse a borde tras frustrados intentos de viajar a casa.
Sentí que si me quedaba inherte, podían pasar meses y yo aquí, caminando 100 metros, de mi casa a la de mis padres.
Dije basta. Me encendí. Disfruté el sabor de tomar partido, de tomar liderazgo democrático por la acción, tres grupos de mensajería, 600 personas involucradas, 5 que nos lo pusimos al hombro sin conocernos, salió, espontáneo, organización emergente y fuimos tirando, manejando la culpa de no poder atender a todos y la obligación moral de dar respuestas a personas que estaban desesperadas.
Lo saboreo, me doy cuenta que me gusta, y me satisface cuando alguien lo agradece.
Sábado 02/05/2020 (día 55)
Llegó el día. Se definió mi partida. Tras días de intenso uso de redes sociales, de coordinar acciones mediáticas, de buscar impacto aquí y allá, de juntar fuerzas, de animarnos mutuamente, de cruzar mensajes con los varados en otro lado, de aunar ideas.
Llegó ese efímero mensaje, la desesperación de avisarle a la gente y ese momento de iluminación en el que alguien dijo "chicos, compraron? vayan ya a comprar!".
Atolondrado, abrí el portátil, obvié el abusivo precio, comencé a completar datos intuitivamente casi de memoria, sin haber inacentuado nunca antes con esa plantilla. A la hora de pagar, sin pensar, corrí al ropero, revolví las tarjetas que estaban a mano, decidí ir a lo seguro, pagar con alguna que tuviera fondos, y me dejé la vida en ese pasaje.
Dos clicks. Unos datos y una confirmación. De repente me llega la notificación de la animalada que me acababa de descontar de la cuenta. En tres intentos anteriores, nunca resultó tan sencillo. Tampoco nunca resultó tan caro.
En ese instante, se selló mi salida, mi retorno a la normalidad anómala de mi vida que ya no es mi vida. Mi vida quedó entre Londres y Barcelona, allá lejos hace meses.
Lunes 04/05/2020 (día 57)
Me duele el brazo. Tengo tendinitis repentina de usar el móvil tan intensamente estos días.
Hoy aparecen los resultados de la cosecha de tanta intensidad.
Mañana será otro día.
Sábado 09/05/2020 (día 62)
Último día completo en casa. Ayer pude visitar a alguien, arriesgando un poco a la penalidad, pero sin querer dejar de lado esta oportunidad. Dos meses en Argentina sin ver a nadie no son opción.
Asado de mediodía. Café con visitas por la tarde, una pizza a lo "mama" por la noche. Todos los sentimientos encontrados.
Nunca sabré si la decisión de irme es la correcta pero la decisión está tomada y hay que seguir por ese sendero.
Domingo 10/05/2020 (día 63)
Dos meses. Hoy se acaba el plazo más largo de estadía en Argentina desde mi emigración a mediados de 2014, e increíblemente ha sido un período gris, oscuro, del cual lograron salir destellos de luz en todos esos días donde logré abstraerme de que la realidad me impediría poder seguir adelante con la normalidad.
Asumir la normalidad, hasta el punto que dije que tenía que hacer algo por torcer al menos una parte y me embarqué en una lucha titánica contra el abandono, que hoy me lleva a tener una opción de retorno a mi hogar, del otro lado del mundo.
Mi vida ya no existe, la dejé allá lejos hace meses, mi vida planeada es una quimera lejana, hoy comienza todo de nuevo.
Tras un nuevo abrazo sentido, me despido, me quito el barbijo para que no se queden con esa imagen, para que me vean la cara, porque si hay algo que detesto es ocultar las emociones, no hay nada más insano que eso: al hablar los anteojos negros fuera, y al sonreir, la sonrisa bien a la vista.
Hoy me junto con otros héroes, heroínas en este caso, viajamos juntos, nos conoceremos las caras por primera vez en diez días de pelear codo a codo y aún así sentir que llevamos una vida con la misma causa.
Nos sentamos en la mítica Fila 15 del AR1132.
Hoy volvemos a casa, la otra casa.
Lunes 11/05/2020 (Arribo a España)
Barajas nos recibe soleado, y desolado. Apartados en un costado descendemos del vuelo manteniendo la distancia social tras haber viajado amontonados cual ganado con el único mérito de retornar a donde pertenecemos.
Pienso en la suerte que tenemos de pertenecer a diferentes lados. Sigo pensando que pertenezco al mundo y que el mundo es un pañuelo, hoy, pandemia mediante, más que nunca.
Migraciones, equipaje que tarda una eternidad, salir y forzar una nota para Madrid Directo para aprovechar exponer la situación de los atrapados en Argentina. Ni cuando llegamos a casa paramos un minuto.
Despedida de película, Manu se va por una escalera hacia arriba, YiYi, Marie y yo hacia abajo. Preguntamos y YiYi le toca el metro, con Marie nos vamos juntos, nos queda aún el larguísimo viaje a Barcelona en AVE.
Seguimos conociéndonos, porque parece que nos conocemos de toda la vida pero recién nos conocemos. Será tan así? No nos conocemos de antes?
Un gran regalo de la experiencia de varados: esta hermosa gente de corazón gigante.
Subimos al AVE, asientos separados por distanciamiento, venimos hace más de 20 horas juntos, a la mierda con el distanciamiento. Nos sentamos juntos y a tirar millas, más millas.
Martes 12/05/2020 (Arribo a Sant Boi, la otra casa)
Quise agregarle factor épico a la vuelta, y decidí no hacer otra cosa mejor que esperar un bus nocturno, frutilla del postre para un viaje que se demoró 1 mes, 5 días y 23 horas en concretarse.
El N14 en Carrer de Sants tardó media hora más de lo anunciado en llegar, a él me subí como paisano que llega a un mundo diferente, no sabía donde picar el boleto, simplemente asumí que no se pagaba, estaba prohibido acercarse al conductor por ende simplemente me senté y esperé llegar a casa.
Alrededor de la 1:30am entré por la puerta principal de mi hogar tras la paliza de viaje, hecho una persona nueva.
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